Wednesday, August 31, 2016

#PuraPaja La Prohibición del "Burkini en Francia"

Hace algún tiempo un tipo descubrió a su mujer siéndole infiel. Llegó a su casa, y ella estaba con su amante haciendo cositas en el sofá. El hombre tomó una decisión con el fin de acabar con el problema de raíz: vendió su sofá.
Ese chiste viejo, quizás un poco tonto, sirve un poco para explicar como a veces aplicamos falsas soluciones (medidas tontas) para solucionar nuestros problemas.
Es lo que está ocurriendo actualmente en Francia con el burkini, una vestimenta hecha para que la mujer musulmana pueda bañarse en una playa o una piscina sin necesidad de mostrar sus carnes. A nosotros, occidentales al fin, herederos de una cultura judeocristiana que también es mojigata pero en sus libros sagrados, nos parece ridículo. Pero lo ridículo en este caso es relativo, es algo que en realidad no nos incumbe. Verdaderamente ridículo es prohibir, mediante una ley, el uso excesivo de ropa.¡Ridiculísimo!


Yo no comparto los valores del islam. No me agrada, por ejemplo, el papel de la mujer dentro de esa religión. Pero las religiones pertenecen a nuestra vida privada. Somos libres de creer (o no creer) en Dios, Alá, Zeus, Krishna o "El Chicharrón Errante" siempre y cuando no hagamos daño a los demás con nuestras creencias. Cuando hablo de hacer daño me refiero, por ejemplo, a agredir físicamente a otras personas . A mi no me afecta si alguien tiene dogmas, en mi opinión absurdos, si no se mete con mi vida.
Entiendo la paranoia de los franceses con el terrorismo islámico. Han sido víctimas del mismo. Se que aunque existen musulmanes buenos (aunque tengan un credo que no comparto) y musulmanes malos, en esas épocas es difícil saber cuál es cuál. Pero la confusión no sólo se da por ver una burka. Un armenio o un judío pueden ser fácilmente confundido con un árabe por sus facciones.

A alguien se le ocurrió la brillante idea de prohibir el uso del burkini, en nombre de la libertad. Eso es como decirle a tu abuela que ahora debe vestirse en guayuco, porque es una reprimida y la quieres liberar de esa represión. Puedes decirle que es víctima de la cultura mojigata mantuana que le inculcaron tus bisabuelos, unos católicos gochos que incluso decidieron con quién se casaría, pero ¿sabes qué? ¡es su problema!¡y usar al Estado para obligarla a usar guayuco es peor!
Me dirán que exagero. Que nadie les está imponiendo a esas mujeres el usar bikini. Que simplemente con no ir a la playa tienen. Ellas no están imponiendo nada. Es como decir que los Hare Krishna me están imponiendo su religión por el hecho de ser ellos mismos. Me dirás que esas mujeres no escogieron su religión, que se las impusieron...¿tienes idea de cuanta gente es cristiana porque le impusieron esa fé?¿y que pasa con aquélla minoría, que existe, de gente, del sexo femenino, que decide unirse al islam,y escogió vivir con esas reglas?¿debemos obligar a los hindúes a comer carne porque están en occidente?¿y que pasa si una mujer tiene una enfermedad de la piel y usa algo que la tape al igual que el burkini?
Si existe violencia de género de parte de un musulmán hacia su mujer, el Estado debe hacer su papel, no porque sea hecha por un musulmán, sino porque es violencia de género. Que castiguen a una mujer por haber sido violada, como ocurre en países como Arabia Saudita, me parece horrible, y el Estado también debe intervenir ahi y sancionar al agresor. Pero esos problemas no van a solucionarse prohibiendole a una mujer usar burkini, ni prohibiendo usar burkas en escuelas públicas. Es como eliminar las sotanas para acabar con la pederastia en la iglesia, o eliminar el uso de atuendos blancos para que los santeros no maten más animalitos. Es como vender el sofá para que no te pongan los cuernos.

Tuesday, August 09, 2016

Pensamiento Libertario: lo que es y lo que no es.

Cuando las etiquetas sí son necesarias

Portada de El Libertario, periódico anarquista venezolano.
Voy a empezar este artículo con una frase lapidaria: las etiquetas sí son necesarias. Es bueno luchar contra el dogmatismo. Sacar conclusiones propias producto de la reflexión es algo deseable. Pero una cosa es llegar a esas conclusiones mediante el conocimiento y otra vanagloriándose de la ignorancia. Si algo tengo en común con un marxista como Bertol Brecht es mi rechazo al analfabetismo político. Es un analfabetismo peligroso. Permite votar a los ignorantes, y convierte en sujetos pasivos a quienes podrían hacer activismo político. Quién dice “no tengo ideología y no me importa” no es un libre pensador, es más bien una persona encadenada por su falta de conocimiento.

Esta introducción viene al caso por lo siguiente. Desde hace casi una década me he definido como liberal, usando el término más específico, y quizás redundante de “libertario”. ¿Significa que estoy limitado por mi forma de pensar? No. Sencillamente saqué mis propias conclusiones, y un día me di cuenta de que estaba descubriendo el agua tibia. Antes de eso me sentía como un anarquista clásico (de esos que siguen a Bakunin o Proudhon) pero no entendía por qué el rechazo al capitalismo. ¿Acaso vender chapas, discos independientes de música “punk” o cobrar por hacer tatuajes no es manejar capital? ¿Eran malos los punks que vivían de hacer giras y vender discos por los canales alternativos?¿Tenía que aplaudir a quienes hacían ese tipo de actividades comerciales y se jactaban de no ganar dinero con eso, es decir, auto explotándose? Pero ese no es el tema de este escrito.

No son anarquistas clásicos. Pero creen en las libertades individuales.

Desde hace unos cuántos años, el gobierno venezolano, al cual defino de forma objetiva como la expresión del socialismo autoritario y militarista, ha venido usando en eventos y discursos la palabra “libertario”. Que digan que la guerra de la independencia fue una gesta libertaria no me ofende, aunque quizás a los anarquistas clásicos, seguidores de un tipo de izquierda anti-estado, si. De hecho, he tenido discusiones teóricas con ese tipo de anarquistas clásicos, y mi conclusión es que el término tiene dos definiciones, lo cual hace necesario hablar de “liberalismo libertario” y “socialismo libertario”. Lo que si resulta ofensivo es el uso del término por la gente equivocada.

En español el término “libertario” es oficialmente sinónimo de anarquista clásico. Según el diccionario de la RAE (Real Academia Española) libertario es “aquel que defiende la libertad absoluta, y por lo tanto, la supresión de todo gobierno y toda ley”. Esa definición se puede ver en la misma página de la RAE. En cuanto al otro uso del término, que no aparece en la RAE, se trata más bien de un anglicismo. El término liberalismo, que es de origen español, y nace en tierras ibéricas a principios del siglo XIX, es definido por la RAE como una doctrina que postula la libertad individual en lo social y en lo económico, limitando al gobierno en esos aspectos. Pero en el mundo anglosajón ha pasado a ser sinónimo de un tipo de centro izquierda moderada, principalmente porque organizaciones como el Partido Demócrata estadounidense se han apropiado de la palabra. Por esa razón, allá en el norte, quienes creen en libertades individuales y limitación del gobierno en materia económica (incluso su eliminación) se autodenominan “libertarians” y no “liberals”. Hoy día esa definición de “libertarians” es aceptada en el mundo anglosajón, y el Libertarian party se perfila como la tercera fuerza política en Norteamérica.


Gato por liebre. Su libertad es la esclavitud.


El término “libertario” en español, como sinónimo de un liberalismo económico y moral radical aun no es oficial, aunque cada vez se usa más, y seguramente la RAE lo incorporará a su diccionario. Personalmente, aunque suene redundante, prefiero hablar de “liberalismo libertario”, ya que eso evita confusiones con socialistas moderados y anarquistas clásicos. Pero el término “libertario” a secas no puede ni debe ser utilizado por partidarios de un gobierno el cual, independientemente de si estoy de acuerdo o no con su doctrina o proceder, es el colmo de la intervención estatal. Así como en la novela 1984, de Orwell, el gobierno manipula a sus ciudadanos haciéndoles creer que “La libertad es la Esclavitud” o “La Guerra es la paz” este gobierno de la vida real hace lo mismo. Tal como dije al principio y lo repito: las etiquetas SI son necesarias.

Monday, August 01, 2016

Sepultando a Chopin: ruido electrónico desde Polonia

Esta reseña,fue publicada en Agosto de 2007 en la página web Corriente Alterna, portal en el cual no laboro en la actualidad. . Considero necesario rescatar este tipo de material, referente a la visita de este (anti)músico europeo a Caracas, pues, ya no se encuentra disponible en la red. Zbigniew Karkowsky vino desde Polonia por primera y última vez en aquélla ocasión, y no volverá, pues, falleció en el año 2013.
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Un personaje atípico se presentó en Caracas, sin ningún tipo de cobertura mediática, el pasado 25 de Agosto: el anti-músico polaco Zbigniew Karkowsky. Sólo unos cuantos fueron testigos del ensordecedor concierto, escenificado en la Organización Nelson Garrido.


Conferencia previa al evento (Foto: Jesús Santana)
Muy al contrario de lo que muchos podrían pensar, Karkowsky es un músico formado n el conservatorio, un hecho al cual no le da él demasiada importancia. A diferencia de otros compositores experimentales con conocimiento académico, no le interesa justificar su producto. “Así como no puedo explicar el sentido de mi existencia, tampoco puedo explicar el sentido de mis obras”, dice el compositor polaco. Explicar el porqué de sus experimentos sonoro, considera, deja poco espacio a la libre interpretación del oyente, “sería una forma de manipular al público y hacerlo escuchar la música a mi manera”.

Die Ursache con su pedalera loca (Foto: Jesús Santana)
La presentación de Karkowsky fue corta, pero intensa. Contrariamente a las típicas presentaciones con laptop, no fue un performance caracterizado por la frialdad. No vimos a un maniquí estático sentado frente a su Mac como si chateara en un cyber café, sino un hombre desahogándose a través de una máquina. La manera en que Karkowsky se movía mientras “torturaba” a su computadora y la hacía gritar presionándola con el índice, además de sus gestos, nos hacían percibir el componente emocional, gustará o no el resultado . Eso es el noise: el intérprete liberado del ritmo y la armonía para poder expresar lo que las escalas y los acordes no le permiten. El noise es también nihilismo sonoro, es la destrucción de la música misma y la entrada a un callejón sin salida ¿se puede ser innovador cuando todas las reglas están rotas?¿debe morir la música tradicional por ser parte del pasado?. La respuesta la tiene el espectador. Para muchos el noise es la música del futuro… pero de un futuro aterrador.


Muchas cosas interesantes nos hizo saber Karkowsky con su visita: la escena del ruido japonés, por ejemplo, no es tan grande como creíamos, es tan paupérrima como la venezolana, y sus exponentes emigran a Europa para poder sobrevivir. Los subsidios estatales sirven de ayuda a los artistas jóvenes del viejo continente, pero muchos artistas consagrados, con capacidad para vivir de su trabajo, siguen aprovechándolos y obstaculizando a los más jóvenes con sus influencias (cualquier parecido con Latinoamérica es pura coincidencia). Por otro lado, la escena del noise en Perú es bastante sui generis, porque está compuesta por personas que crean sus propios sintetizadores con chatarra.

Karkowsky destruyendo miles de años de cultura musical.
(Foto: Jesús Santana)

Karkowsky también nos dejó sus opiniones, un tanto sarcásticas, sobre el mundo de la música: “Los compositores más interesantes de hoy no tienen formación académica”, “Sólo entré al conservatorio porque tenían sintetizadores costosos” o “hago en una noche lo que otros compositores tardan cinco años en hacer”. Así son los vanguardistas, se mofan de la tradición.

La representación venezolana

Bio Data (foto: Jesús Santana)


Dos proyectos individuales venezolanos sirvieron de antesala a Karkowsky. El Primero fue Die Ursache, conocido dentro de la movida caraqueña por sus presentaciones junto a bandas de punk o electro-rock convencional. Su sonido, cercano a la propuesta de su colega polaco, es más analógico que digital. Los pedales de guitarra y sus osciladores valieron más para sus descargas que el ordenador. Posteriormente vino la presentación de Bio-data, con piezas más cercanas a la música industrial, las cuales fueron un oasis de ritmo dentro de tanto caos sonoro. Aunque lejos del descontrol sónico de su predecesor, mostró un trabajo quizá menos radical, pero muy experimental, en donde el ruido no era, necesariamente, sinónimo de estridencia. Esperamos, por lo pronto, seguir teniendo acceso a ese tipo de manifestaciones radicales del arte sonoro.