Monday, October 12, 2009

En defensa de mi individualismo

“Has con tu vida lo que te de la gana, siempre y cuando no dañes a los demás”. Esa frase genérica resume mi credo ideológico. Lo considero el postulado máximo del liberalismo, pero tengo amigos con otras creencias que están de acuerdo conmigo. Se puede ser individualista, llegar incluso a los límites del egoísmo, y tener conciencia de que puedes pensar en tu propio bienestar personal sin que eso signifique perjudicar a terceras personas. Puedo ser tan egoísta que trabajo por mi comida y mi vivienda, e incluso, por cosas más prescindibles y hasta banales, y a la vez saber que robar, agredir o matar a otra es malo.


Soy un defensor acerrimo del individualismo. Considero que quienes lo critican no hacen más que justificar la uniformidad. No sólo defiendo mi derecho a ser individualista sino el derecho de los demás a serlo, a tener sus propias opiniones sin que eso los perjudique. La verdad no soy egoísta, aunque lo parezca, porque si lo fuera carecería de escrúpulos, creería que tengo derecho a atentar contra la libertad y la vida ajena por mi propio bienestar. Agrego también que el individualismo no niega la solidaridad, porque ayudar a los demás es también una decisión personal...hablemos claro: mucha gente ayuda a los demás no porque le nazca, sino porque el Estado se lo impone. Eso no es solidaridad, es hipocrecía. Se puede ser super individualista y a la vez pensar en los demás, considero un cliché decir lo contrario. No soy un maldito desalmado, la verdad.


Todo esta declaración de principios viene a colación por una serie de acontecimientos ligados a mi conducta como individuo en los últimos meses. Se trata de opiniones personales emitidas por mi persona a través de este blog, así como también en otras páginas y comunidades de Internet. Lo primero que tengo que decir es que como defensor de el individualismo, me contradigo si me guardo mis opiniones, por lo cual opto por seguir escribiendo lo que creo. Guardarse las opiniones es el primer paso para vivir en una sociedad represiva. Se que a algunas personas les desagrada que alguien como yo se considere anarquista y capitalista a la vez y de paso lo publique. Se que a muchos les disgusta que exprese fastidio ante una movida punk que considero monótona. Reconozco que mi lenguaje puede ser agresivo a veces, pero nunca mi agresividad pasará de las palabras. Tengo “rabo de paja” desde 1999, cuando firmé una declaración contra la Instrucción Pre-militar en el liceo. Siempre haré lo que creo correcto, pero sepan algo: no considero correcto resolver las diferencias a coñazo.


Otra cosa, por supuesto, es expresar opiniones personales e involucrar a terceras personas, y es ahí cuando me retracto. En ese caso se trata de otro caso muy distinto: formo parte de un colectivo llamado “grupo de rock”, el cual, durante mucho tiempo, asumí como un proyecto personal. Hoy me doy cuenta de que, como individuo, puedo seguir expresando lo que me da la perra gana, pero que no puedo hablar en nombre de personas que trabajan conmigo si las opiniones son comprometedoras. Puede sonar tonto, pero si hablar en nombre de mi banda perjudica a mis compañeros de grupo, no lo haré. No me contradigo, estoy siendo respetuoso con los derechos individuales de otros.


Durante un tiempo, muy de vez en cuando, hablé de mi banda, La Rotunda, en este blog, desde un punto de vista muy particular, contando cosas como mi búsqueda de músicos, los primeros ensayos o los primeros conciertos. A partir de hoy dejaré de hacerlo, pues, La Rotunda no es un reality show, es una banda. Prefiero que el show esté en la tarima. La verdad tengo fé en el proyecto, y es preferible que las opiniones, negativas o positivas, sean emitidas por los demás...cualquier opinión antipática u ofensiva prefiero hacerla a título personal.


Mi postura, entonces, ya la conocen. Si llego a rectificar por algo que sea porque me equivoqué o no tengo la razón, pero nunca, oigase bien, rectificaré por amenazas de ningún tipo. Es el precio que pago por el derecho a ser yo mismo. La verdad prefiero hablar y resolver las cosas de manera pacífica. La agresividad me la reservo para la música y mis artículos.