Monday, December 27, 2010

La Muerte de Locoven

Se murió Carlos Andrés Pérez. Si bien, otros ex-presidentes de la era puntofijista han muerto recientemente (primero Luis Herrera, y luego Caldera), ninguno ha generado tantas opiniones encontradas como el ex-mandatario adeco. Parte de la oposición lo reivindica como un héroe, una suerte de mártir de la Democracia, convirtiendo a Pérez en un “Michael Jackson” de la política que murió y dejó de ser tan malo. El chavismo, por otro lado, ha decidido recordarlo como un corrupto y un asesino.

Carlos Andrés Pérez tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas. Fue, si se quiere, el personaje más odiado de la política venezolana durante los años 90. Hoy la oposición, en parte conformada por quienes en su momento fueron sus críticos más acérrimos, parece querer reivindicarlo. No está mal, la historia no debe ser vista en blanco y negro. Podemos rescatar lo mejor de los peores personajes históricos. Sólo que se reivindica el lado equivocado, y pese a su carisma, no fue precisamente un prócer de la patria.

Con cariño muchos recuerdan la época de la Venezuela Saudita, es decir, la de su primer gobierno, cuando se ganó el apodo de "Locoven" por nacionalizar (es decir, estatizar) la industria petrolera. En realidad, fue una época de falsa prosperidad en la cual aumentó el gasto público y se endeudó nuestro país. Muchos siguen creyendo (aún) que las políticas económicas de corte populista de aquel periódo, entre 1974 y 1979, fueron buenas, cuando en realidad no estaban llevando a la quiebra. Fue eso, y no el neoliberalismo, lo que generó años después, la crisis económica de los '90. Lo que ocurrió en 1989, meses antes de derrumbarse el muro de Berlín, fue el colpaso de una economía basada en la excesiva intervención del Estado. Ni las clases medias ni las clases populares lo vieron así. En verdad pensaron que ese “capitalismo sallvaje” decretado un día antes era la causa, y no la consecuencia o su posible solución.

El neoliberalismo también tuvo sus pro y sus contra. La privatización de empresas insostenibles como CANTV o VIASA nos trajo más beneficios que perdidas. La parte negativa del neoliberalismo fue precisamente su componente estatista, mas no el liberal: la burocracia “gorda” siguió existiendo, los impuestos aumentaron, y sólo unos cuantos particulares disfrutaron de las privatizaciones. Fracasó además porque sus impulsores, tecnócratas ellos, lo abandonaron, y porque tampoco tuvo un arraigo popular. No existió un movimiento liberal y popular en Venezuela, durante el siglo XX, que promoviera ideales distintos al socialismo democrático. Esto puede parecer contradictorio, pero en países como Inglaterra y USA se aplicaron medidas económicas liberales en los 80, con éxito sin haber engañado al electorado. Pérez, en cambio, prometió un regreso al estatismo de los años 70, y lo pagó caro.

Debo terminar este artículo hablando acerca de la historia negra de Carlos Andrés Pérez, bastante difundida, especialmente, por los representantes y seguidores del oficialismo en Venezuela. Se habla de “CAP” como un corrupto y como un asesino. ¿Pero tiene moral el gobierno actual para criticar esos aspectos negativos de ese periódo?. En la actualidad, estamos entre los países más corruptos del mundo. Se violan los derechos humanos. Si hablamos de muertos, nuestro presidente tuvo, hace apenas unos 6 años, su propio 27 de Febrero (en la misma fecha). Estos sucesos han sido incluso olvidados por los medios no oficiales. Algunos chavistas lo recuerdan como “el día en que la oposición hizo un show mediático para llamar la atención del G-15”. Toda protesta es, de cierta manera, un show mediático. La misma violencia civil se ve en las protestas anti-globalización. Ello no justifica los muertos. Es parte de un discurso hipócrita, en el cual la izquierda radical, una vez en el poder, lucha por mantener su status.

P.D.: Próximamente la secuela de mi artículo anterior Eres nazi y no lo sabías

Saturday, December 04, 2010

Principio de simplificación: ¡Eres nazi y no lo sabías!

Hace más de un año escribí, en este blog, una carta abierta a la comunidad RASH de Venezuela. Sin saberlo, estaba criticando uno de los 11 principios de Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania Nazi: el Prin­ci­pio de sim­pli­fi­ca­ción y del enemigo único. Lo peor de esas once normas no son sus intenciones "maquiavélicas", sino el hecho de que funcionen, y de que gente considerada defensora de la libertad también los utilice.

He visto en internet muchos análisis a esas 11 reglas propuestas por el ministro Goebbels. Es fácil leer esa serie de normas y encontrar la misma receta aplicada a otros sistemas totalitarios, como por ejemplo, las dictaduras socialistas, empezando por la Rusia de Stalin. No obstante, existen quienes consideran que también esa manipulación se da en sistemas digamos, democráticos, aunque de una manera oculta y sutil, con ayuda de los medios de comunicación privados. Creo, sinceramente, que el ser humano en general, aunque no se haya leído esa "receta" comunicacional tiende a simplificar a sus contrarios, sobretodo cuando le inculcan el fanatismo, algo que ha existido incluso antes de la imprenta, y que no podemos atribuir exclusivamente a esa cajita con pantalla de cristal llamada televisor o a ese receptor de ondas hertzianas llamado radio.

La manipulación mediática existe. Es una verdad tan simple como el hecho de que existen agencias de publicidad y su trabajo consiste en persuadirnos para comprar productos, de la misma manera en que un vendedor ambulante nos trata de vender "ricos chocolates" mientras viajamos en un autobús. No podemos caer, sin embargo, en el cliché de considerar al ser humano una especie de robot cuya voluntad se modifica automáticamente al ver un televisor. Es una estupidez creer que un niño será delincuente en su adultez por ver películas de acción. Más influencia tiene en su vida el núcleo familiar o su círculo de amistades.

Lo que si pueden hacer los medios de comunicación es reforzar, sobretodo cuando hay hegemonía comunicacional de parte de un partido político, conductas que nos pueden inculcar desde la escuela. Por eso el peligro de un Estado paternalista que asume la patria potestad. Quizás me desvío un poco del tema, pero lo que quiero decir, es que la influencia de los medios de comunicación en una sociedad abierta tiene sus limites, y no es igual en un sistema dictatorial. Además, para divulgar ideas de cualquier tipo es indispensable la existencia de un "caldo de cultivo": Hitler no hubiera llegado muy lejos de no haber existido anti-semitismo y baja autoestima en el pueblo alemán.

Pero volvamos al tema. No sólo Hilter, Stalin y otros dictadores han aplicado la fórmula de manipulación goebbeliana. Gente de influencia bastante limitada, opuesta all totalitarismo o la concentración de poder también lo hace. Lo peor es que lo hacen inconcientemente y no se dan cuenta. Y me duele decirlo, son parte de esa minoría política en Venezuela a la cual, digan lo que digan, considero pertenecer: el movimiento liberal. No puedo generalizar, sino caería en lo mismo que critico, pero si conozco muchos liberales quienes lamentablemente, aplican ese principio de simplificación. Vamos a ir por partes.

Muchos liberales venezolanos (hablo en tercera persona plural, porque no soy como ellos) se consideran de oposición, pero no se unen al resto de los opositores venezolanos, es decir, la mayoría, porque no pueden unirse a "otro tipo de socialistas". Allí aplican el primer principio de Goebbels, el de simplificación. No quieren diferenciar entre una izquierda moderada y otra izquierda radical. Pero hay cosas peores: si eres liberal, y haces ciertas concesiones estatistas como seguir financiando la salud o la educación a través del gobierno, sólo por adaptarte a la realidad de tu país, entonces automáticamente perteneces al bando de los "ñángaras", es decir, a la izquierda malévola. La verdad, muchos opositores, aunque se consideran socialdemócratas, están de acuerdo en aspectos como el derecho a la propiedad y la autonomía estadal. No obstante, esos liberales, que lamentablemente ocupan posiciones de liderazgo dentro de nuestro minoritario movimiento, en vez de capitalizar ese descontento dicen "no me uno con socialistas para luchar contra otros socialistas".

Pero hay más. Si bien, me considero contrario a los principios de éste gobierno, considero que hay una insistencia en oponerse al socialismo según un estereotipo. Para muchos liberales (y no todos, porque insisto, no quiero ser goebbeliano) socialismo es sinónimo de estatismo. No hay discusión. ¿Que sucede entonces con el anarquismo de izquierda?¿que sucede con los consejistas, aquéllos comunistas que fueron reprimidos por gobiernos totalitarios de izquierda por creer que eran los trabajadores los que debían apropiarse de las empresas, y no el Estado?. Siempre lo he dicho: el error que siguen cometiendo los socialistas en el poder es confundir Estado y Sociedad. Propiedad social y Propiedad estatal no son equivalentes. Una empresa privada en la cual los trabajadores también son accionistas si es una empresa de propiedad social. Punto.

¿Soy un defensor de la imposición del Colectivismo en detrimento de los derechos individuales?¿Creo en el derecho a imponer "la tiranía de la mayoría"?. No, y mil veces no. Simplemente pienso que entre los derechos inherentes al ser humano está el derecho a asociarse, y que lo colectivo no tiene nada de malo si es algo decidido por nosotros mismos, sin coerción de ningún tipo. Al fin y al cabo, basta con ver la definición de la palabra Colectivo aparecido en el DRAE para darse cuenta de cuan estereotipado y equivocado puede ser el concepto que manejan gran parte de los liberales al respecto. Pero no importa, es más fácil tener discusiones cuando estereotipamos y no profundizamos. Nos ahorra el uso de la energía cerebral.

Pero no crean que sólo estoy en desacuerdo con los liberales dogmáticos e intolerantes . Sigo discutiendo, de hecho, con ciertos izquierdistas que, aunque no se consideran sectarios, siguen criticando al liberalismo, al capitalismo o a la "derecha"(palabra que apesta) no por lo que es, sino por lo que creen que es. Ellos también simplifican a "su enemigo". No creo que eso me ubique en el "centro", porque me considero casi anarquista. Pero de eso hablaré en un próximo artículo